jueves, 16 de abril de 2009

¿Por qué las congregaciones se separan y sufren? 2

En la primera entrega nos referimos al verticalismo dirigencial como uno de los orígenes de las divisiones de las iglesias locales de una denominación o de ella misma, ahora hablare de los líderes de las iglesias locales, Continuando en la temática de descubrir los errores que provocan la separación de las Iglesias, comentare de las cabezas de las Iglesias, los ministros.

Posteriormente hablaremos sobre las dirigencias locales y otros errores que causan dolor a la iglesia.

Los ministros al menos cometen algunas faltas como las siguientes:
  • Ministros con vocación equivocada. Son aquellos que están al frente de congregaciones por conveniencia personal, por continuidad de sus padres (hijos de pastores, segunda generación de pastores que consideran la iglesia como un negocio familiar)
  • Ministros sin visión definida, son presta visiones. Nunca han desarrollado planes en su vida, obviamente no tienen visión porque Dios nos le ha llamado y por tanto no se las ha dado, ni se las dará.
  • Ministros usurpadores, divisionistas. Son aquellos que provienen de otras congregaciones a las cuales dividieron en su sed de protagonismo dirigencial. Esa actitud de rebeldía es apreciada por sus dirigidos, ellos saben que el ministro critico las fallas de sus autoridades anteriores y rápidamente aprenden a hacerlo, posteriormente se envalentonan y se dividen. BUITRE ENGENDRA BUITRE.
  • Ministros por no tener otra forma de sobre vivencia. Hace algunos anos un coordinador de distrito me comento que cierta anciana madre llevo a su hijo a la iglesia central, y le comento como el joven había fracasado en aprender diversas formas de sostenerse en la vida y que por tanto deseaba saber que posibilidad había de darle trabajo en la iglesia, pues según dijo la señora: tal vez allí funcionaba. Muchos en la actualidad son obreros asalariados, sin vocación, sin llamado pero con grandes dotes personales que arrastran a incautos y terminan siendo los que le sostienen. Son un perverso mal para la obra
  • Ministros negligentes, son aquellos irresponsables a sus labores, son aquellos que hacen cualquier cosa menos trabajar por el reino de Dios. Saben divertirse, saben perder el tiempo y como suele suceder viene el enemigo y les siembra cizaña en el campo, posteriormente la división y el dolor hacen presencia dañando la grey de Dios por culpa de estos indolentes.
  • Ministros delegadores. Son los que nunca hacen nada porque “la iglesia ya sabe lo que tiene que hacer” personalmente acepto el hecho innegable que como consecuencia del crecimiento de una congregación el ministro resultará insuficiente a las tareas de atención, y que por tanto debe apoyarse en otros, pero no significa que ya no debe trabajar, el siempre debe orar, apoyar, dar la ayuda en momentos precisos que marquen y desarrollen a otros a colaborar con él en su trabajo, no a que se lo hagan, sino a que le colaboren.
  • Ministros irresponsables. Son aquellos que no le dan importancia a la labor pastoral, no ven el dolor nada y por tanto se descuidan. Viene otro lo suplanta en la responsabilidad y se los termina llevando.
  • Falsos ministros. Creo que el concepto es claro no diré más.
  • Ministros rebeldes a sus autoridades. Sus actitudes pecaminosas les llevan a alejarse y criticar continuamente a sus autoridades, no respetan, continuamente y sin sentido cuestionan, y lo que es peor trasladan sus inconformidades a sus ovejas. Como consecuencia al veneno por ellos sembrado se dividen, mas sus seguidores serán los que continúen con el ejemplo del divisionista.
  • Ministros con severos problemas matrimoniales. Por haber caído en adulterio y fornicación la palabra de estos predicadores es relativizada a su condición, esto produce una crisis con su denominación pues se predican verdades diferentes. Poco a poco conducen a su congregación a aceptar su estado y terminan separándose de su iglesia sede. Por lo regular este tipo de divisionistas terminan peor de lo que se imaginan y sus seguidores son más dañados.
  • Ministros vendidos al dinero de algunas personas. Más claro no lo puedo decir, terminan siervos de los hombres, siendo al final serviles a los que les financian.
  • Ministros equivocados en sus funciones. Son ministros de Dios pero no para dirigir una iglesia local sino para ayudar a otro a realizarlo, como alguna vez lo explicara el pastor Mario Vega: son excelentes números 2 pero no son los número 1 en la guianza y responsabilidad de la iglesia.

la lista puede crecer pero es suficiente por hoy, un consejo final sea fiel a la verdad de Dios no a los hombres.

Escrito por Omar Díaz
Pastor de Misión Cristiana Elim
E-mail: elimiglesia@yahoo.com

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