¿Qué falló en la Colonia Málaga?
Mario Vega*
Miércoles, 1 de Julio de 2009
Editorial de El Diario de Hoy
El 3 de julio de 2008 el desbordamiento del Arenal Montserrat arrastró el autobús en el cual se conducían 32 personas, que volvían de la iglesia Elim a sus hogares. De ellos, solamente un joven sobrevivió. Además, en las cercanías, una vivienda fue demolida por la fuerza del agua arrastrando a una persona más, con lo cual, el total de víctimas se elevó a 32. El hecho sembró serias dudas sobre la seguridad que brindan las calles de la ciudad a vehículos y peatones. ¿Qué fue lo que falló para que tal tragedia ocurriera?
La respuesta no es única pero se puede mencionar, en primer lugar, que falló la capacidad de previsión del Estado para desarrollar una Ley de Ordenamiento Territorial. Su ausencia ha conducido a una desordenada expansión de la ciudad que maltrata el medio ambiente al punto de crear las condiciones que luego se revierten con características fatales contra la ciudadanía.
Esa noche también falló el Sistema Nacional de Protección Civil en razón que no fue fortalecido con las capacidades humanas adecuadas y tampoco organizado a partir de un análisis multidisciplinar de la gestión ecológica del riesgo, que tomara en cuenta las condiciones de vulnerabilidad del territorio nacional agravadas en los últimos años.
También falló el sistema de emergencias 911 en el sentido de que se realizaron docenas de llamadas de socorro y ninguna de ellas pudo enlazar efectivamente para informar lo que estaba sucediendo.
Falló también el cálculo del consultor del MOP Alessandro Correra, quien en 2005 afirmó que solamente una lluvia de 210 milímetros sería capaz de desbordar el Arenal Montserrat. Sin embargo, la noche del 3 de julio la precipitación que provocó el desbordamiento fue de solamente 128 milímetros. Un error de cálculo del 64% que reclamó un alto costo en vidas humanas.
También falló el Ministerio de Obras Públicas al otorgar la concesión para la elaboración de un estudio a una persona que, de acuerdo a los acontecimientos, quedó demostrada a todas luces su exigua capacidad profesional para elaborar este tipo de recomendaciones.
También falló de manera garrafal el sistema de alerta temprana, al no decretar el máximo nivel en una zona que por décadas ha provocado desastres y víctimas. El carecer de capacidades premonitorias obliga a no correr riesgos y a decretar las alertas. Es mejor pecar de exceso que de falta de precaución.
Después de ocurrida la tragedia también falló el entonces Fiscal General de la República al no iniciar de manera inmediata las investigaciones que permitieran la deducción de responsabilidades sobre la muerte de 32 personas, para dar paso a las reparaciones de las familias afectadas en base al derecho a la verdad y a la justicia.
La ausencia de investigaciones dejó la puerta abierta para que luego se buscasen explicaciones o justificaciones absurdas. Como la de volver la responsabilidad de la tragedia sobre el motorista del autobús. A pesar que los testigos presenciales coinciden todos en asegurar que cuando el bus se conducía sobre la Calle a Montserrat no había desbordamiento. Uno de esos testigos es la periodista de El Diario de Hoy quien, por poco, es también arrastrada por la misma repunta pero que una vez puesta a salvo captó las dramáticas imágenes que todos conocemos.
En fin, falló todo lo que podía fallar. Ante ello se impone una evaluación seria para que en el futuro no vuelvan a repetirse hechos similares y las personas sepan que transitar por la calles de la ciudad no se convertirá en una tragedia al segundo siguiente.
*Pastor General de la Misión Cristiana Elim.
Mario Vega*
Miércoles, 1 de Julio de 2009
Editorial de El Diario de Hoy
El 3 de julio de 2008 el desbordamiento del Arenal Montserrat arrastró el autobús en el cual se conducían 32 personas, que volvían de la iglesia Elim a sus hogares. De ellos, solamente un joven sobrevivió. Además, en las cercanías, una vivienda fue demolida por la fuerza del agua arrastrando a una persona más, con lo cual, el total de víctimas se elevó a 32. El hecho sembró serias dudas sobre la seguridad que brindan las calles de la ciudad a vehículos y peatones. ¿Qué fue lo que falló para que tal tragedia ocurriera?
La respuesta no es única pero se puede mencionar, en primer lugar, que falló la capacidad de previsión del Estado para desarrollar una Ley de Ordenamiento Territorial. Su ausencia ha conducido a una desordenada expansión de la ciudad que maltrata el medio ambiente al punto de crear las condiciones que luego se revierten con características fatales contra la ciudadanía.
Esa noche también falló el Sistema Nacional de Protección Civil en razón que no fue fortalecido con las capacidades humanas adecuadas y tampoco organizado a partir de un análisis multidisciplinar de la gestión ecológica del riesgo, que tomara en cuenta las condiciones de vulnerabilidad del territorio nacional agravadas en los últimos años.
También falló el sistema de emergencias 911 en el sentido de que se realizaron docenas de llamadas de socorro y ninguna de ellas pudo enlazar efectivamente para informar lo que estaba sucediendo.
Falló también el cálculo del consultor del MOP Alessandro Correra, quien en 2005 afirmó que solamente una lluvia de 210 milímetros sería capaz de desbordar el Arenal Montserrat. Sin embargo, la noche del 3 de julio la precipitación que provocó el desbordamiento fue de solamente 128 milímetros. Un error de cálculo del 64% que reclamó un alto costo en vidas humanas.
También falló el Ministerio de Obras Públicas al otorgar la concesión para la elaboración de un estudio a una persona que, de acuerdo a los acontecimientos, quedó demostrada a todas luces su exigua capacidad profesional para elaborar este tipo de recomendaciones.
También falló de manera garrafal el sistema de alerta temprana, al no decretar el máximo nivel en una zona que por décadas ha provocado desastres y víctimas. El carecer de capacidades premonitorias obliga a no correr riesgos y a decretar las alertas. Es mejor pecar de exceso que de falta de precaución.
Después de ocurrida la tragedia también falló el entonces Fiscal General de la República al no iniciar de manera inmediata las investigaciones que permitieran la deducción de responsabilidades sobre la muerte de 32 personas, para dar paso a las reparaciones de las familias afectadas en base al derecho a la verdad y a la justicia.
La ausencia de investigaciones dejó la puerta abierta para que luego se buscasen explicaciones o justificaciones absurdas. Como la de volver la responsabilidad de la tragedia sobre el motorista del autobús. A pesar que los testigos presenciales coinciden todos en asegurar que cuando el bus se conducía sobre la Calle a Montserrat no había desbordamiento. Uno de esos testigos es la periodista de El Diario de Hoy quien, por poco, es también arrastrada por la misma repunta pero que una vez puesta a salvo captó las dramáticas imágenes que todos conocemos.
En fin, falló todo lo que podía fallar. Ante ello se impone una evaluación seria para que en el futuro no vuelvan a repetirse hechos similares y las personas sepan que transitar por la calles de la ciudad no se convertirá en una tragedia al segundo siguiente.
*Pastor General de la Misión Cristiana Elim.
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