Recientemente adquirí el periódico cristiano "La Palabra" en su primera edición y encontré un articulo que apoyara mucho la labor de los predicadores de la palabra de Dios.
Esta publicación es realizada por La Iglesia El Altar de Dios en El Salvador, y si desea mas información al respecto puede escribir a periodico_lapalabra@hotmail.com
Deseo bendiga sus vidas abundantemente por medio del escrito del Hno. José de La Paz Palacios.
COMO MEJORAR NUESTRA PREDICACIÓN
Por José de la Paz Palacios
Pastor General de la Iglesia El Altar de Dios
Predicar la palabra de Dios es una necesidad para quien predica y para quien recibe el mensaje de Dios. Si queremos mejorar nuestra predicación tenemos que desear con todo el corazón predicar en cualquier lugar, a una persona, a un grupo o a una multitud. Si esto se da en nosotros, comencemos a caminar dando los siguientes pasos:
PRIMER PASO: DEPENDAMOS DEL ESPÍRITU SANTO.
El predicador debe depender absolutamente del Espíritu santo. A él le fue encomendada la iglesia (Juan 14:16-17) los 120 reunidos en el aposento alto recibieron el poder del Espíritu santo, y llenos de su poder, el apóstol Pedro predico su primer mensaje a las multitudes y se convirtieron como tres mil personas (Hch. 2:1-41)
Nuestro éxito como predicadores dependerá del Espíritu santo. La unción en la predicación es indispensable para la exposición del mensaje. La iglesia primitiva que había recibido al Espíritu Santo, no cesaba todos los días de predicar y ensenar a Jesucristo. El ser llenos les impulsaba a hacerlo con denuedo (valor, animo) y lo hacían en el templo y también en las casa (Hch. 4:29-41). Insistimos, el predicador debe estar consciente que predicar en la unción del Espíritu Santo le traerá como premio lo que espera, primero en la preparación del mensaje enviándole el o los pasajes bíblicos que necesita; luego iluminándole para interpretarlos, le capacitara para estructurar su predicación de manera sencilla y finalmente le asistirá poniéndole gracia en el momento de la exposición del mensaje, con los evidentes resultados que espera.
SEGUNDO PASO: DEPENDAMOS DE LA PALABRA DE DIOS.
La espada del Espíritu, es la Palabra de Dios (Ef. 6:17). Predicar las verdades del Reino de Dios, contra las mentiras del reino de las tinieblas, es como enfrentar dos guerreros o dos ejércitos en combate. El espíritu de las tinieblas tiene sus propias armas: la filosofía humana y todos los argumentos del hombre que rechazan e ignoran a Dios. Es aquí donde el Espíritu hace uso de su arma, la Palabra de Dios. El espíritu del adversario utiliza instrumentos humanos, hombres y mujeres, redactores, editores, docentes, expositores etc.: pero el Espíritu Santo usa sus instrumentos: evangelistas, pastores, maestros, todos los predicadores de la palabra de Dios. He aquí la responsabilidad para ser efectivos en esta guerra, el predicador debe tener bien claro, sino tiene la palabra de Dios, será como soldado desarmado en la guerra.
Cuando Cristo fue impulsado por el espíritu Santo, al desierto (Mt. 1:12), para ser tentado por el diablo (Mt. 4:1), rechazo al tentador haciendo uso de la palabra, en tres ocasiones se defendió contestándole: “Escrito esta” (Mt. 4: 4,6-7), nuestra predicación será eficiente y tendremos éxito, cuando dependamos del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios. Las predicaciones de Pedro, Esteban y Pablo, llevaban un fuerte contenido de la Palabra de Dios (Hch. 2:14-21; 7:2-50; 13:16-23)
TERCER PASO: DEPENDAMOS DE LA ORACIÓN.
La oración es la comunión intima con Dios, nuestro amado Cristo nos deja ejemplo en la oración, haciéndolo muy de mañana (Mr. 1:35) y aun cansado después de atender a multitudes se fue al monte a orar (Mr. 6:46). Cuando llamó a sus discípulos, los llamo para que estuviesen con él, para enviarlos a predicar y para que tuviesen autoridad para sanar enfermos y echar fuera demonios (Mr. 3:13-14). Observemos que antes de enviarlos a predicar, dice “para que estuviesen con él”. Esto nos ensena que nuestra predicación será efectiva dependiendo de cuánto tiempo estemos con Jesús, en su intimidad. Solo cuando hemos estado en la cámara secreta con el Señor, recibimos la revelación de su palabra, su iluminación para entenderla e interpretarla y su inspiración para predicarla.
La oración, es decir la intimidad con Dios, antes de predicar, fortalecerá nuestro ser interior y nuestro mensaje fluirá bajo la unción del Espíritu Santo. La oración fue el medio que utilizaron los santos apóstoles y profetas del Antiguo y Nuevo Testamento para recibir la presencia, la inspiración, el mensaje de Dios directamente a sus vidas. El Apóstol Pablo, afirma a la iglesia de Éfeso, que por esa causa dobla sus rodillas delante del padre, para que les de ser fortalecidos en su ser interior, con el poder del Espíritu Santo, para que reciban espíritu de sabiduría y revelación y les sean alumbrados los ojos del entendimiento. La oración es indispensable para el predicador de la Palabra de Dios. (Ef. 1:16-19; 3:14-20
CONCLUSIÓN
Concluimos en que si realmente nos apasiona el deseo de predicar, vamos por el buen camino, pero es necesario ser responsables, dando estos tres pasos para mejorar nuestra predicación: DEPENDER DEL ESPÍRITU SANTO, DEPENDER DE LA PALABRA DE DIOS Y DEPENDER DE LA ORACIÓN.
Comentarios a elimiglesia@yahoo.com
Esta publicación es realizada por La Iglesia El Altar de Dios en El Salvador, y si desea mas información al respecto puede escribir a periodico_lapalabra@hotmail.com
Deseo bendiga sus vidas abundantemente por medio del escrito del Hno. José de La Paz Palacios.
COMO MEJORAR NUESTRA PREDICACIÓN
Por José de la Paz Palacios
Pastor General de la Iglesia El Altar de Dios
Predicar la palabra de Dios es una necesidad para quien predica y para quien recibe el mensaje de Dios. Si queremos mejorar nuestra predicación tenemos que desear con todo el corazón predicar en cualquier lugar, a una persona, a un grupo o a una multitud. Si esto se da en nosotros, comencemos a caminar dando los siguientes pasos:
PRIMER PASO: DEPENDAMOS DEL ESPÍRITU SANTO.
El predicador debe depender absolutamente del Espíritu santo. A él le fue encomendada la iglesia (Juan 14:16-17) los 120 reunidos en el aposento alto recibieron el poder del Espíritu santo, y llenos de su poder, el apóstol Pedro predico su primer mensaje a las multitudes y se convirtieron como tres mil personas (Hch. 2:1-41)
Nuestro éxito como predicadores dependerá del Espíritu santo. La unción en la predicación es indispensable para la exposición del mensaje. La iglesia primitiva que había recibido al Espíritu Santo, no cesaba todos los días de predicar y ensenar a Jesucristo. El ser llenos les impulsaba a hacerlo con denuedo (valor, animo) y lo hacían en el templo y también en las casa (Hch. 4:29-41). Insistimos, el predicador debe estar consciente que predicar en la unción del Espíritu Santo le traerá como premio lo que espera, primero en la preparación del mensaje enviándole el o los pasajes bíblicos que necesita; luego iluminándole para interpretarlos, le capacitara para estructurar su predicación de manera sencilla y finalmente le asistirá poniéndole gracia en el momento de la exposición del mensaje, con los evidentes resultados que espera.
SEGUNDO PASO: DEPENDAMOS DE LA PALABRA DE DIOS.
La espada del Espíritu, es la Palabra de Dios (Ef. 6:17). Predicar las verdades del Reino de Dios, contra las mentiras del reino de las tinieblas, es como enfrentar dos guerreros o dos ejércitos en combate. El espíritu de las tinieblas tiene sus propias armas: la filosofía humana y todos los argumentos del hombre que rechazan e ignoran a Dios. Es aquí donde el Espíritu hace uso de su arma, la Palabra de Dios. El espíritu del adversario utiliza instrumentos humanos, hombres y mujeres, redactores, editores, docentes, expositores etc.: pero el Espíritu Santo usa sus instrumentos: evangelistas, pastores, maestros, todos los predicadores de la palabra de Dios. He aquí la responsabilidad para ser efectivos en esta guerra, el predicador debe tener bien claro, sino tiene la palabra de Dios, será como soldado desarmado en la guerra.
Cuando Cristo fue impulsado por el espíritu Santo, al desierto (Mt. 1:12), para ser tentado por el diablo (Mt. 4:1), rechazo al tentador haciendo uso de la palabra, en tres ocasiones se defendió contestándole: “Escrito esta” (Mt. 4: 4,6-7), nuestra predicación será eficiente y tendremos éxito, cuando dependamos del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios. Las predicaciones de Pedro, Esteban y Pablo, llevaban un fuerte contenido de la Palabra de Dios (Hch. 2:14-21; 7:2-50; 13:16-23)
TERCER PASO: DEPENDAMOS DE LA ORACIÓN.
La oración es la comunión intima con Dios, nuestro amado Cristo nos deja ejemplo en la oración, haciéndolo muy de mañana (Mr. 1:35) y aun cansado después de atender a multitudes se fue al monte a orar (Mr. 6:46). Cuando llamó a sus discípulos, los llamo para que estuviesen con él, para enviarlos a predicar y para que tuviesen autoridad para sanar enfermos y echar fuera demonios (Mr. 3:13-14). Observemos que antes de enviarlos a predicar, dice “para que estuviesen con él”. Esto nos ensena que nuestra predicación será efectiva dependiendo de cuánto tiempo estemos con Jesús, en su intimidad. Solo cuando hemos estado en la cámara secreta con el Señor, recibimos la revelación de su palabra, su iluminación para entenderla e interpretarla y su inspiración para predicarla.
La oración, es decir la intimidad con Dios, antes de predicar, fortalecerá nuestro ser interior y nuestro mensaje fluirá bajo la unción del Espíritu Santo. La oración fue el medio que utilizaron los santos apóstoles y profetas del Antiguo y Nuevo Testamento para recibir la presencia, la inspiración, el mensaje de Dios directamente a sus vidas. El Apóstol Pablo, afirma a la iglesia de Éfeso, que por esa causa dobla sus rodillas delante del padre, para que les de ser fortalecidos en su ser interior, con el poder del Espíritu Santo, para que reciban espíritu de sabiduría y revelación y les sean alumbrados los ojos del entendimiento. La oración es indispensable para el predicador de la Palabra de Dios. (Ef. 1:16-19; 3:14-20
CONCLUSIÓN
Concluimos en que si realmente nos apasiona el deseo de predicar, vamos por el buen camino, pero es necesario ser responsables, dando estos tres pasos para mejorar nuestra predicación: DEPENDER DEL ESPÍRITU SANTO, DEPENDER DE LA PALABRA DE DIOS Y DEPENDER DE LA ORACIÓN.
Comentarios a elimiglesia@yahoo.com
0 comentarios:
Publicar un comentario